El mundo entero tiene su mirada puesta en Roma. Allí en el Vaticano 115 cardenales de 51 países están reunidos en cónclave para elegir un nuevo Papa, tras quedar la sede vacante por renuncia de Benedicto XVI. No hay acontecimiento en el mundo que despierte tanto interés. Casi cinco mil periodistas están acreditados para cubrir este acontecimiento del que saldrá un nuevo líder para los mil doscientos millones de católicos repartidos en los cinco continentes y una referencia moral para el conjunto de las naciones.
El nuevo sumo pontífice tendrá que afrontar numerosos problemas de carácter económico-financiero y organizativo, pero sobre todo deberá impulsar las acciones pastorales a través de la Nueva Evangelización y el Año de la Fe. Continuar, asimismo, la importantísima tarea realizada por sus antecesores en el Ministerio Petrino como Pablo VI que fue el primer Papa viajero que , incluso pronunció un discurso en la ONU, o Juan Pablo II que impulsó las relaciones internacionales, colaborando decisivamente en la caída del muro de Berlín, e hizo llegar la verdad contenida en el Evangelio a millones de personas del mundo entero, o Benedicto XVI que tenía como objetivos la santidad de la iglesia y la de sus ministros así como difundir lo negativo del relativismo que aleja al hombre de la verdad.