Un amigo mío que reside en San Petersburgo me ha enviado una reflexión sobre el Evangelio de hoy domingo 28 de julio, la situación extrema que estamos viviendo por el accidente ferroviario de Galicia y la muerte de tres alpinistas. José María – así se llama mi amigo – es sacerdote claretiano y filósofo. El comentario que transcribo no me lo remitió para publicarlo, pero dado el valor de su contenido, con el que me identifico, quiero que lo conozcan y espero que José María entienda que no traiciono su confianza, sino que pongo en valor lo que es una valiente, certera y profunda opinión.
“El Evangelio de hoy trata de la oración de petición. En una situación de shock colectivo por el accidente de tren de Santiago (pero se podrían añadir muchas otras tragedias, que quienes las viven y padecen no pueden verlas como "menores", por ejemplo la muerte de los tres alpinistas en el Karakorum), hay palabras del Evangelio de hoy que pueden sonar a sarcasmo. Pero no hay que precipitarse. El que las pronuncia, de situaciones y muertes trágicas sabe más que nadie. Porque Jesús no juzga desde fuera ni consuela sin participar en el duelo. Ante el mal y el dolor Dios ha tomado partido por las víctimas, sufre y muere con ellas. Ese es el significado de la muerte de Cristo en la Cruz”.