Pasados unos minutos después de las 7 la tarde del miércoles 13 de marzo la fumata blanca anunciaba que la iglesia católica tenía nuevo Papa. El júbilo se desató entre los que se encontraban en la Plaza de San Pedro y vitorearon al que será obispo de Roma aún sin saber quien había sido elegido. Hubo que esperar algo más de una hora para conocer el nombre del elegido anunciado por el cardenal Jean -Louis Tauran. El purpurado que ocupará el Ministerio Petrino era Jorge Mario Bergoglio que adopta el nombre de Francisco.
Vestido de blanco, sin más ornamentos que una sencilla cruz que colgaba de su pecho salió al balcón de la Plaza de San Pedro desde donde impartió su primera bendición urbi et orbi. Antes de hacer su aparición pública se había retirado a orar. Sus primeras palabras han sido “amor y hermandad” y ha solicitado a los fieles de todo el mundo que recen por el y pidan a Dios que le bendiga en su nuevo camino.