Decir que Neymar es un magnífico futbolista, no supone descubrir nada. Sus cualidades de jugador artista son evidentes y el Barcelona puede ser el trampolín que lo catapulte definitivamente al estrellato universal. Su forma de concebir el juego le aproxima a ese tipo de jugador que Jorge Valdano bautizó como de dibujos animados. Pero el reto europeo que afronta el brasileño requiere aclimatación, esfuerzo, concentración y rodaje. Otros paisanos ya pasaron por esa experiencia, unos con más y otros con menos fortuna.
La presentación multitudinaria de la que fue objeto en el Nou Camp demuestra la ilusión con la que es recibido por la afición blaugrana que lo ve como la pieza que permitirá al Barsa ser aún más fuerte. Sin embargo, la actuación de Neymar estuvo dirigida hacía derroteros que suponían la abducción del futbolista. Su intervención en catalán, inducida seguramente, iba más allá de la simple cortesía, lo mismo que su aseveración de que el Barcelona es más que un club. El hecho tenía un tufo nacionalista que en ocasiones han mostrado algunos de los directivos barcelonistas.