Nos han arrebatado un sueño y frustrado una ilusión. Madrid no será sede de los juegos olímpicos de 2020. En el movimiento de intereses creados quedamos fuera de foco prematuramente. Tokyo ha sido la designada. Es la segunda vez que la responsabilidad recae en la ciudad japonesa que ya organizó los juegos de 1964.
El impacto emocional fue tremendo en quienes creíamos firmemente en nuestras posibilidades. Algunas lágrimas rodaron por las mejillas de muchos de los miles de personas que esperaban con alegría y optimismo en la Puerta de Alcalá que el presidente del COI, Jacques Rogue, anunciara que Madrid sería olímpica. No fue así. Cruel decepción.