Comienza el curso político 2013-2014: más de lo mismo

Los líderes de los principales partidos políticos han dado por finalizadas sus vacaciones  y se han incorporado a sus respectivos despachos. Es el momento de preparar con sus más directos colaboradores el comienzo del curso político. No parece, al menos en estos primeros compases, que las cosas vayan a ser muy distintas a lo vivido en el curso anterior.

La economía y la recuperación de España, poniendo fin a la crisis, es el gran objetivo del Partido Popular mientras que los socialistas ponen en el centro de su actuación el llamado “Caso Bárcenas” que ellos ya califican como el “Caso Rajoy y de la financiación ilegal del PP”,  por lo que pedirán en el congreso una comisión de investigación y una interpelación al presidente con el objetivo de intentar su reprobación.

No debe sorprender, sin embargo, esta actitud del PSOE. Desde el mismo momento en que tuvieron la certeza de que iban a perder las generales se plantearon el acoso y derribo del gobierno resultante por la voluntad popular manifestada en las urnas. Había que convertir la legislatura en un infierno para que esta no concluyera y se convocaran elecciones anticipadas. El “Caso Bárcenas” es la agarradera, desesperada agarradera, para desestabilizar al ejecutivo y desacreditar al presidente Mariano Rajoy y al partido que le respalda.

Combatir la corrupción no entra en los planes socialistas. Para esclarecer el caso de los ERE de Andalucía se muestran poco colaboradores y dispuestos a poner piedras en el camino de la investigación de la juez Alaya. Y es que el asunto les toca de lleno. Más de mil millones de euros de dinero público destinado a los parados utilizados en beneficio de algunas personas o quizás del mismo partido. Es el escándalo de corrupción más importante de nuestra democracia al que hay que añadir ahora el dinero destinado a formación utilizado para financiar algunos actos sindicales. Pasar la página de estos bochornosos asuntos es el objetivo y la dimisión de Griñán, presidente de la Junta y presuntamente uno de los directos responsables del expolio, es parte de la estrategia, aunque este siga siendo el máximo responsable del socialismo andaluz, presidente del PSOE y próximamente senador, así mantendría su condición de aforado por lo que si es imputado el caso pasaría al Supremo.  Los casos propios hay que justificarlos, atenuarlos o taparlos y ser azotes de los de los demás.

La corrupción afecte a quien afecte es rechazable y no tiene ninguna justificación, pero no todo lo que se está aireando entra de lleno en el concepto de corrupción. Sobresueldos y dietas pueden ser moralmente censurables, pero no corrupción,  salvo que se demuestre que para ello se utilizaba dinero público destinado a otros fines o que la procedencia de los fondos era ilegal. Casos de corrupción vamos a encontrar en todos los partidos políticos que han tenido responsabilidades de gobierno local, autonómico o nacional y a ellos les corresponde depurar las aguas turbias de su propia organización.

Los ciudadanos ya estamos cansados de una agenda política en la que la corrupción se convierte en el asunto principal de los debates. España y los españoles tenemos graves asuntos pendientes de solución y a encontrarlas debe ir encaminado el trabajo de quienes perciben una remuneración libremente aceptada, escasa si se quiere, que los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos. La oposición tiene como misión, sustancialmente, controlar al gobierno, moderarlo cuando proceda y colaborar con el para encontrar salidas a los problemas que toda sociedad tiene. El interés general, el bien común,  debe primar sobre todas las cosas y en esa prioridad deben unirse todos los grupos prescindiendo de ideologías trasnochadas y conveniencias de partido. No creo, sin embargo, que esto sea posible por ahora. Hay quienes en la oposición no quieren un país fuerte económicamente, unido, con planes que mejoren el nivel educativo, con una sanidad organizada, gratuita y universal, en definitiva un país creíble, previsible y estable. Para ellos es mejor la incertidumbre y el caos para presentarse como los bomberos que apagan el fuego que ellos mismos han encendido.   Esta oposición está encabezada por líderes caducos rodeados de políticos profesionales, muchos de ellos de dudosa capacidad intelectual y sin la formación adecuada,  que no han tenido otra actividad que la del partido y   que no entienden que el verdadero político presta un servicio a la sociedad sin lucrarse de ella.

Comienza el curso político igual que terminó el anterior: declaraciones altisonantes, acusaciones sin fundamento, acciones poco coherentes, falta de entendimiento y unidad, planteamientos de independencia… Más de lo mismo… Afortunadamente España va mejor y se puede percibir un rayito de luz al final del negro túnel que nos dejo el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero del cual, por cierto,  era vicepresidente el actual líder de la oposición Pérez Rubalcaba.             

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