El líder socialista Alfredo Pèrez Rubalcaba ha declarado que dentro de dos años ellos volverán a gobernar porque el Partido Popular no va a obtener la mayoría absoluta. ¿Qué ha querido decir con esto?. Pues algo tan simple como que está dispuesto a pactar con quien sea si eso le permite llegar a la Moncloa. No importa que las ideas no coincidan, lo importante es recuperar el poder porque en ello va la supervivencia del partido y la suya como político de primera línea. Sin embargo, su descrédito es evidente y el liderazgo que ostenta es cada día más cuestionado dentro de su propia formación política.
No hay oposición, hay un tosco enfrentamiento con el gobierno que en nada contribuye a la estabilidad del país y al impulso de las reformas que son necesarias para acabar de remontar la crisis. Para el psoe nada de lo efectuado está bien hecho y advierten que cuando ellos gobiernen derogarán las leyes aprobadas ¿para devolvernos a la época de oscuridad que nos llevó a la situación que estamos superando?. Pérez Rubalcaba y sus adláteres niegan una realidad favorablemente comentada dentro y fuera de nuestras fronteras. Su objetivo no es la superación del país y su proyección a un futuro de garantías, su objetivo es desgastar al gobierno, sin importarle el bien común, utilizando argumentos y acciones zafias seguidas y celebradas por sus más próximos que, por lo visto hasta ahora, no representarían a nuestro país con la dignidad suficiente. El psoe y su líder van a la deriva.
Una y otra vez repite el líder socialista, con relación al “Caso Bárcenas”, que Mariano Rajoy miente, pero no ha sustentado fehacientemente su afirmación. Miente también el gobierno, afirma, con la reforma de las pensiones trasladando a la sociedad un mensaje con el que pretende instalar el miedo sin que conozcamos una propuesta fundamentada que mejore lo aprobado por el PP. Ni la nueva Ley de Educación le satisface, ni la ley de Transparencia y en el caso del nacionalismo catalán propone una reforma de la Constitución para reconocer el hecho diferencial de Cataluña sin que, de momento, conozcamos siquiera las líneas maestras de esa reforma.
El fuego encendido para quemar a Rajoy con el “Caso Bárcenas” se va apagando, mientras que uno surgido en Andalucía, el “Caso de los ERE falsos”, se va avivando cada vez más. Y en el “Caso Faisán”, el del chivatazo a ETA, nadie cree que los policías imputados hayan actuado sin una orden política emanada del Ministerio del cual era titular Pérez Rubalcaba.
España necesita a un psoe que sea una alternativa real de poder con un programa que tenga como objetivo el bienestar de la sociedad, un psoe que sin perder su identidad cumpla con su labor de oposición controlando al gobierno, moderándolo y al mismo tiempo colaborando con el en todo aquello que suponga un avance en la consolidación del país. El entendimiento entre los dos grandes partidos nacionales en estos momentos, dadas las circunstancias que se están planteando, es imprescindible. El NO por sistema es un mal sistema y de seguir así el psoe se puede resentir gravemente en las urnas cuando se convoquen elecciones.