Las crisis en España

crisis-españaLa crisis económico-financiera no es suficiente para explicar la situación que atraviesa nuestro país. Un porcentaje de desempleados que supera el 25%, según la EPA, con cientos de miles de familias en la que no trabaja ninguno de sus miembros, es una carga muy pesada que estamos soportando los que aún tenemos un empleo o disfrutamos de una pensión. Los necesarios recortes afectan negativamente nuestros bolsillos. Debido al incremento de los precios en servicios esenciales como la electricidad, el gas, el agua o el transporte, la subida de los carburantes y la congelación o disminución de los salarios, disponemos de menos dinero para afrontar el desafío diario de la cesta de la compra, también al alza, y de otras necesidades de primer orden.

Pero no sólo las familias padecen los efectos del mal momento que vivimos, también los autónomos y las pequeñas y medianas empresas (pymes), creadores del 80 por ciento del trabajo en España, están haciendo esfuerzos para mantenerse a flote, aunque, lamentablemente, muchos no han podido sostenerse y se han visto obligados a echar el cierre.   Esto se puede atribuir, fundamentalmente, al retraso en el pago de las administraciones públicas y las dificultades para encontrar financiación por la restricción de los créditos bancarios, a pesar de la inyección de liquidez, en forma de millones de euros,  recibida por estas  entidades con la finalidad  de reactivar la economía mediante el flujo crediticio.

Con ser grave lo expuesto, no es lo única nebulosa que envuelve nuestro presente y, me temo, también nuestro futuro más próximo. Hay que añadir la crisis política, la crisis institucional, pero sobre todo la crisis ética y moral.

Tenemos un gobierno con mayoría absoluta que ha tomado decisiones dolorosas aunque inevitables y cuya labor hay que considerarla acertada dadas las circunstancias. La oposición está más empeñada en desgastar a los que gobiernan que en encontrar soluciones a los problemas reales del ciudadano utilizando, incluso, elementos demagógicos de baja calidad. Los nacionalistas actúan contra lo plasmado en la Constitución que nos dimos en el 78 e incluso contra sus propios estatutos y proponen utópicos horizontes, basados en falsedades históricas y económicas, altamente perjudiciales para el país a nivel interno y en su proyección internacional y para los propios miembros de sus autonomías. Ante esta situación, extraña la tibieza de las respuestas del gobierno y la ambigüedad del comportamiento de la oposición.

Institucionalmente, la popularidad de la Monarquía ha descendido, aunque justo es decirlo conserva más del 50 por ciento del apoyo de los españoles. A esto contribuye el caso doloso en el cual está inmerso un miembro de la familia real. El ciudadano, por otro lado,  tiene la percepción de que la justicia no funciona, que esta se encuentra politizada empezando por el Tribunal Constitucional. Sindicatos, fundaciones y órganos de control se encuentran bajo mínimos y allí están las protestas, las huelgas, las preferentes, la cláusula suelo, los swap, etc.

Así las cosas, las noticias más importantes de un tiempo a esta parte son los casos de corrupción, de un lado y de otro. No importa quien tenga más imputados. En un sistema democrático sano sobran los que son capaces de meter la mano en la caja del dinero público y resultan vergonzosos los muchos casos que se están viendo en los tribunales.  Que funcione la justicia con rapidez y eficacia. Que no tengamos que esperar 10 o más años para que los litigios se resuelvan; si la justicia funciona con lentitud no es justicia. Que los culpables sean sancionados con ejemplaridad , sin acuerdos sonrojantes, y obligados a devolver el dinero que se llevaron.  Si se actúa así, la percepción que se tiene sobre la justicia y los políticos podría cambiar. Lo que no cambiará nada es un pacto de honradez, un pacto para no robar. Es innecesario ya que desde el momento mismo de aceptación de un cargo público se está aceptando también cumplir y hacer cumplir las leyes, de adoptar en sus actuaciones principios éticos o morales.

El esfuerzo económico que están realizando los españoles, aunque no les gusta, está siendo ejemplar y revela que comprenden la situación que estamos atravesando. Lo que no entiende es que se le pidan sacrificios y, sin embargo, no se eliminen las prebendas de la clase política. Quizás sea este el momento de revisar subvenciones, sobresueldos, gratificaciones, pensiones vitalicias, formas de jubilación. De hacerlo, el ciudadano sabrá que hay un gobierno que se preocupa por el bienestar del pueblo y que la igualdad de todos está dejando de ser una utopía.            

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies