Superada una grave enfermedad, de la que he tardado en recuperarme casi un año, vuelvo a mis actividades habituales…. Y me encuentro con la jornada de reflexión de unas Elecciones Generales cuyos resultados, más que en ninguna otra ocasión, van a definir la estabilidad política y social, el bienestar económico continuando la senda de la recuperación que ya se ha iniciado y el prestigio internacional. Cada voto es importante y por ello participar es un compromiso ineludible, elija la opción que elija. Sin embargo conviene detenerse un poco a valorar trayectorias, promesas, equipos, personalidad y experiencia de los candidatos.
Hay quienes intentan llegar a gobernar España sin haber abandonado la cafetería de la universidad, otros desde las mesas de un estudio de radio o plató de televisión con técnicas de mal contertulio, los hay quienes hacen gala de buena voluntad pero por su falta de rodaje se pierden en la indefinición y está el político rodado cuyo historial le pesa y le desgasta a pesar de las muchas y buenas cosas realizadas. Estas son las opciones. Cuando vote, cuando ejerza su derecho democrático a elegir, no piense en el perjuicio que puede provocar al vecino porque como dice el refrán “no escupas al cielo que a la cara te caerá”. Y parafraseando a uno de los candidatos: como decía mi abuela “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Y, la verdad, España no está en estos momentos para arriesgadas experiencias.